domingo, 30 de marzo de 2008

Utero, vagina, glándula mamaria

En el desayuno de veterinarios...

El miércoles 26 de diciembre de 2007, en el Restaurante El Campanario, de Periférico Sur, en la Ciudad de México -un delicioso y variado bufet y un "hubiera ido con más hambre"-, gracias a una invitación del Doctor Gerardo González, conocí a un hombre de trato sencillo y cordial que se acercó a saludarme con amabilidad. Me dijo que él también cursó algunas materias en la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitlán, donde yo hice toda la carrera.

Ese médico, delgado y atento, es Octavio Villanueva.

Ana Silvia y Héctor García

Quizá algún día nos habremos topado en los andadores del Campo 1 de Cuautitlán Izcalli, donde nuestra Alma Mater tiene aulas, anfiteatro y laboratorios que cada año reciben a decenas de aspirantes a veterinario.

En 1983, llegué yo entre ese montón de estudiantes. Y p
or ahí andaría Octavio también. Al siguiente semestre, ya en Rancho Almaraz del Campo 4, yo me aplicaba en cursos más avanzados y Octavio había emigrado a Ciudad Universitaria, donde se graduó unos años más tarde, mientras que yo cursé toda la carrera en Cuautitlán de Romero Rubio.

Octavio Villanueva y Martín Manzanares
Por las vueltas que da la vida, casi 25 años después de aquel ingreso a la UNAM, coincidimos a la mesa este colega y yo, junto a otros 30 ó 40 médicos veterinarios que se reunieron para rememorar los años estudiantiles. Hoy me ha escrito este comentario en un gesto de solidaridad y compañerismo, y he decidido publicarlo en mi bitácora personal como muestra del agradecimiento y el aprecio que me ha hecho sentir hacia él.

En diciembre, durante aquel desayuno recordé mis años de estudiante. La emoción me puso tenso y hablé poco. Mi voz era por momentos inaudible, entre el barullo del grupo, el esfuerzo por regular el ritmo de respiración al hablar, y los nervios de recordar los juegos y las bromas -algunas pesadas- de los compañeros de aquellos años durante las prácticas de campo.

Aunque no eran mis compañeros de banca los que estuvieron en ese desayuno, son quienes comparten sentimientos y experiencias muy similares que esta profesión nos da la oportunidad de disfrutar.

Fue un encuentro emotivo, un reencuentro con el ambiente veterinario.


He aquí la crónica del desayuno,
escrita por Ana Silvia


La mesa era amena y enorme. Había caras con muy diversas expresiones. Intercambio de tarjetas de saludo, flashazos de bienvenida, vasos y platos con el contenido a medio consumir.

Muchas fotos circulaban sobre los manteles, algunas amarillentas, otras un poco rotas en las esquinas, y muchas cuarteadas por la deshidratación que les provoca el ser vistas con añoranza.

Destacaban entre aquéllas las del joven estudiante de veterinaria que -como en la canción de Agustín Lara- se tiró al ruedo para "calmar sus ansias de novillero".


Inevitable comparar los rostros juveniles del grupo que departía en La Marquesa con las caras de los hombres sentados a la mesa esa mañana. Y nos decía entre divertido, burlón y un poco reservado uno de ellos: éste es Woody, el que escribe para provocar, pero no vino. Aquel de allá es Ziggy, y aquí está Olsen, pero ése que está sentado es Chiquidrácula... Inevitable sonrisa de asentimiento de quien esto escribe. Mejor sobrenombre no pudieron darle.

¡Y desde luego es una enorme pena que no me hayan indicado en dónde estaba Gárgamel!

Muchas bromas. Mesa de testosterona y albures light. Chiste de veterinarios: Leningher, Leningher para acá y para allá. Yo pensando que así se apellida, pero no... sólo es thekingofmvz pero no se llama así... y yo con cara de what?

Se cuentan de los códigos postales, se pasan a medias noticias de aquellos que no pudieron ir. Y, finalmente, digo ingenua a los dos caballeros que están a nuestro lado: "¿en serio son cuñados? ¡Yo creí que se decían así en broma!". Sí -me contesta uno de ellos-, sólo que es una broma de mal gusto porque ¡es para toda la vida!

Al final, la foto de grupo y la promesa de más reuniones este año. Felicitaciones al doctor Federico Aguilar, artífice del reencuentro.

Pero... me faltó escuchar aquello de "útero, vagina, glándula mamaria... útero, vagina, glándula mamaria... ¡Arriba Veterinaria!"

¿Sintieron mello?


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey there! I cοuld hаve sworn Ι've been to this blog before but after reading through some of the post I realized it's new to me.
Anyhοw, Ι'm definitely happy I found it and I'll be bοokmarκing аnd checking
bаck frequently!

my blog; Leather Bustier