domingo, 5 de marzo de 2006

Bohemio y jugador

Desde temprana edad aprendí algunos entretenimientos de baraja española y americana, pero con la mala suerte de nunca salir triunfante en el juego... Y con el trauma de ese méndigo dicho de que "afortunado en el juego, desafortunado en el amor", o viceversa... Pero ni una ni otra, en mi caso.

Varios años después de mi infancia, en mi alcoholescencia, volví a incursionar intensivamente en el juego durante largos e interminables fines de semana, que cursaban noches en vigilia, arañando el hígado con malas y regulares bebidas; y en ocasiones muy afortunadas, muy distinguidos tóxicos, pero ni el amor ni el juego se hicieron presentes.

Años más tarde, me convencí que el juego no era para mí, y el amor me parecía un lujo.

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